La liturgia nos regala hoy tres textos de la Palabra de Dios que, como dice, la Carta a Los Hebreos: “La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos. Juzga los deseos e intenciones del corazón. No hay criatura que escape a su mirada. Todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.”
PRIMERA LECTURA: Libro de la Sabiduría 7, 7-11
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 89, 12-13.14-15. 16-17
- Sácianos de tu misericordia, Señor. Y toda nuestra vida será alegría.
SEGUNDA LECTURA: Carta a los Hebreos 4, 12-13
EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS: 10, 17-30
Sabiduría, es el arte de vivir bien. Nos da el recto conocimiento de Dios y de nosotros mismos…Es lo que Dios ve y lo que Dios quiere. Es el arte de vivir según ese ver y querer de Dios: es el arte de mirar, apreciar saborear, la vida y usar de las cosas; y es el arte de conducirse según la voluntad de Dios. Es el arte de llegar al fin último, que es El mismo. Naturalmente este conocimiento, un DON de Dios es una verdadera riqueza
El papa Francisco comente este evangelio diciendo:” El Evangelio de hoy, se articula en tres escenas, marcadas por tres miradas de Jesús.
La primera escena presenta el encuentro entre el Maestro y un hombre que —según el pasaje paralelo de san Mateo — es identificado como «joven». Le dirige una mirada intensa, llena de ternura y cariño. Así dice el Evangelio: «Jesús se le quedó mirando, lo amó» (v. 21). Se dio cuenta de que era un buen joven. Pero Jesús comprende también cuál es su punto débil y le hace una propuesta concreta: dar todos sus bienes a los pobres y seguirlo. Pero este joven tiene el corazón dividido entre dos dueños: Dios y el dinero, y se va triste. Esto demuestra que no pueden convivir la fe y el apego a las riquezas. Así, al final, el empuje inicial del joven se desvanece en la infelicidad de un seguimiento naufragado
En la segunda escena, el evangelista enfoca los ojos de Jesús y esta vez se trata de una mirada pensativa, de advertencia: «Mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas»» (v. 23). Ante el estupor de los discípulos, que se preguntan: «Entonces, ¿quién puede salvarse?» (v. 26), Jesús responde con una mirada de aliento — es la tercera mirada — y dice: es «imposible para los hombres, no para Dios» (v. 27). …” En verdad os digo que quien deja todo para seguirme tendrá la vida eterna en el futuro y cien veces más ya en el presente” (cf. vv. 29-30).
El joven no se dejó conquistar por la mirada de amor de Jesús, que pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa.”
Santa María Eugenia se expresa diciendo “Despues de estudiar a Jesucristo, el alma debe estar atenta a El….no podemos conocer a Nuestro Señor si solo tenemos conocimiento intelectual o conceptos telogicos, sin atencion amorosa a la persona que queremos amar…” “Despues de conocer…teneis que vaciaros de todo lo que no esta en conformidad con El” (10 de marzo 1878)