FE, LIBERTAD, AMOR Y SERVICIO
En este domingo las lecturas nos invitan a pensar en la fe y la libre elección de seguir y amar al Señor. Dios nos elige primero, pero nos ama como seres libres y ante esa libertad nos pregunta, nos muestra opciones y espera una respuesta.
La primera lectura (Js 24,1-2ª.15-17.18b), quiere dejar claro que todos somos llamados a servirle, “Josué convoca a todas las tribus de Israel, ancianos, jueces y sus escribas”, les dice: “elijan hoy a quien servir”. La respuesta a esa elección, no es para mañana, en un mes o dentro de unos años, es HOY. Josué anima al pueblo compartiendo la de decisión de él y su familia, haciendo de la misma un compromiso público.
El amor no puede ser guardado para sí mismo, debe ser manifestado. El profeta no solo habla en nombre del Señor, también enfrenta al pueblo ante su responsabilidad, haciendo consciente la acción de optar, ejerciendo la libertad dada por el mismo Dios. Esta opción no es azarosa, no es vacía, no es carente de sentido, tiene cimientos sólidos; la presencia constante de Dios en la vida del pueblo, quien responde: “Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros, El Señor es nuestro Dios, es que nos hizo salir de Egipto, el que nos sacó de la esclavitud…”
El salmo (Sl 33,2-3.16-23) es una acción de gracias a la presencia constante del Señor en momentos difíciles. “los ojos del Señor miran al justo”, “sus oídos escuchan el clamor”, “el Señor rescata a sus servidores”
La segunda lectura (Ef 5,21-32) es un texto difícil de comprender en tiempos actuales, pero debe ser entendida desde contexto histórico que fue escrita. La carta refleja un modo de organización familiar de aquellos tiempos. Quizás la intención de la carta de Pablo a los Efesios, era proponer un modo de organización a la comunidad creciente. Resignificando los lugares de cada miembro. La cabeza ya no es el esposo, es Cristo y la iglesia la esposa fiel y amorosa donde los vínculos son de amor y de cuidado mutuo, para llegar a ser un solo cuerpo.
El evangelio (Jo 6,60-60) pareciera ser una versión actualizada de la primera lectura. En esta oportunidad es Jesús quien enseñaba con un lenguaje duro. Sus discípulos se escandalizan. Ser discípulos y discípulas de Jesús, no es un camino fácil. Seguirlo implica vivir a su estilo. ¿Y cuál es su estilo? Es elegir los más vulnerables, denunciar las injusticias y la pobreza, orar, vivir en comunidad. Solo viviendo de ese modo podemos llamarnos discípulos. Por esta razón es que resulta exigente y difícil, pero también nos dice que sus palabras son Espíritu y Vida. “Desde ese momento muchos discípulos se alejaron de Él”. La acción de alejarse, deja claro que han comprendido lo que implica seguirlo y deciden no acompañarlo. Jesús no hace reproches, respeta la libre elección. En ese momento y ese lugar los doce deben elegir, cuando les pregunta “¿también ustedes quieren irse? Pedro responde con otra pregunta: “¿a quién iremos?”. Es una pregunta de asombro y no esperada. Pedro y sus compañeros ya habían elegido y se mantuvieron coherentes y fieles, en su elección de vida. El discípulo no se queda en la simple pregunta, también se responde a sí mismo a Jesús diciendo “Tú tienes palabra de Vida eterna”, también habla en nombres de sus compañeros; “NOSOTROS HEMOS CREÍDO y SABEMOS…”, porque cuando vivimos en comunidad conocemos el corazón de nuestros hermanos y hermanas.
Seguir a Jesús no es un camino solitario.
¡Gracias Señor por darle sentido a nuestra vida!