“Alegraos siempre en el señor”
Este domingo denominado Domingo de la alegría (en latín “Gaudete”). Nos dice Pablo que estemos alegres, alegres por la venida del Señor. Estemos alegres por la celebración próxima de la Navidad, por mantener la esperanza, por situarnos en proceso de conversión.
En la Biblia, la alegría acompaña todo cumplimiento de las promesas de Dios. Esta vez el gozo será particularmente profundo: “El Señor está cerca”. Toda petición a Dios debe estar apoyada en la acción de gracias, en la práctica de la justicia. La vivencia de la alegría nos llevará a la paz auténtica
La primera lectura (Sofonías 3,14-18), es un himno jubiloso que celebra la conversión de Jerusalén, con gritos, con alegría y con regocijo. Esta última palabra es más que un simple sinónimo de alegría, es la acción, movimiento de expresar el gozo o satisfacción. ¿Por qué satisfacción? Porque el Señor cumple sus promesas, retira la sentencia de Israel y aparta los enemigos. Además, el profeta quiere mostrar la bella imagen de un Dios que cuida y motiva a su pueblo; “que no desfallezcan tus manos”, un Dios que se alegra a causa del mismo y renueva su amor. Así mismo Sofonías quiere dejar clara que ese amor que se renueva es cercano, porque repite dos veces a lo largo del texto, ¡el Señor esta en medio de ti!
El salmo es una declaración jubilosa, que grita la acción de gracia por la presencia de Dios y las obras de sus manos, mostrando su generosidad, haciendo fructífero al justo.
La segunda lectura (Filipenses 4,4-7), es un fragmento de la Carta de Pablo a la comunidad de Filipos, con la que mantuvo fuertes lazos de amistad. Podemos observar a lo largo de toda la carta expresiones de cariño y confianza. Por esto cuando saluda, insiste, repite “alégrense”. Y en esa confianza pide a sus amigos/hermanos que los gestos de bondad no sean solo con él (Pablo en diversas ocasiones recibió de ellos una ayuda económica), porque su bondad tiene que ser con otras personas también. Inmediatamente después de esta palabra el apóstol dice, “Dios está cerca”, podríamos pensar que Pablo le pide a la comunidad salir, porque anteriormente les dice “que su bondad sea conocida por otros hombres”. La espera del Señor, no es pasiva, es salir, hacer conocida las bondades de la comunidad, quizás una de estas sea, recurrir juntos a la oración para presentar ante Dios el corazón y ponerlo a su cuidado.
Evangelio Lucas (3,10-18), parece tener dos partes que con una simple lectura aparenta no tener relación. En una primera parte nos encontramos con Juan, el Bautista, que desde el desierto llama a la conversión suscitando la pregunta: ¿Qué debemos hacer?, una pregunta amplia con infinidad de respuestas. Para Juan la respuesta es común y concreta: compartan, no engañen, no hagan falsas denuncias. El llamado a la conversión no es otra cosa que un llamado a ser cada día mas humanos.
En la segunda parte, El bautista, al parecer, con su vida austera y apasionada llega al corazón de la persona al punto de que las mismas se preguntaran si Juan era el Mesías. Ya con los corazones convertidos, la multitud está preparada para que Juan les señale al verdadero Mesías, al que bautizara con el espíritu. La conexión entre las dos partes es que, primero hace necesario preparar el corazón para después recibir a Dios. Que nosotros también hagamos esta revisión de las cosas que precisamos cambiar en nuestro interior para acoger Jesús que desea nacer en cada corazón.
El pueblo latinoamericano celebra también la Virgen de Guadalupe. “Desde el cielo una hermosa mañana, la Guadalupana… bajó al Tepeyac”. Así canta el pueblo hoy, 12 de diciembre, al celebrar a Nuestra Señora de Guadalupe. La Virgen india, morena, que revela la predilección de Dios por los empobrecidos y olvidados de la sociedad. María, con rostro indígena ofrece una mirada de ternura y compasión que despierta sentimientos similares en quienes se acercan a ella con fe y esperanza. María de Guadalupe nos enseña la sencillez de la vida y la solidaridad con los hermanos. Ella es maestra de misericordia. El pueblo latinoamericano busca en la Guadalupana inspiración para fomentar la ternura, la solidaridad y la esperanza. Deseemos hoy paz y buena convivencia a los pueblos de América Latina y Caribe.