DOMINGO, 15 DE AGOSTO DE 2021
Hago mi aporte desde la reflexión del monje orante y teólogo Simón Pedro Arnold.
La Asunción es la apuesta hacia una humanidad resucitada y liberada de todo sufrimiento y opresión. Es nuestra apuesta.
La Asunción no es una “subida al cielo”, algo mágico. María se identifica con lo divino.
A María no se la puede separar de su fuente: Jesús. Es la esperanza de una humanidad: llegar a la plenitud de su vocación divina.
La Asunción es ASUMIR el abrazo de Dios a la humanidad y la humanidad, en María, ASUME plenamente su vocación divina. A María no se la puede separar ni de Jesús resucitado ni de la Iglesia. La Iglesia es el ensayo de una nueva humanidad.
Profundicemos las tres lecturas que la Liturgia nos propone para este día:
Primera Lectura: En el Apocalipsis (Ap 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab), se describe simbólicamente el combate entre el mal, la tiniebla y la muerte (el dragón) y la humanidad nueva, la mujer que esta por dar a luz, atacada por el dragón. María es la apuesta humana por una vocación divina que alcance su Utopía y esperanza.
Segunda Lectura: de la primera a los Corintios (1 Cor15, 20-27ª), nos dice que Jesús es el primero en haber manifestado en su resurrección este proyecto de humanidad divinizada. No SE PUEDE separar al Resucitado del proyecto de resurrección de toda la humanidad.
En este momento histórico tan oscuro, difícil y complicado parece una ilusión imposible y utópica hablar de “nueva humanidad”.
Evangelio: El evangelio (Lc 1, 39-56), nos da la clave en el encuentro entre Isabel y María, en el encuentro entre la vieja y la nueva humanidad……
En la intimidad, en el dialogo, en la conversión de las relaciones es donde apunta un proyecto nuevo y es en el Magníficat donde se expresa esa nueva humanidad liberada del mal.
Hay que notar que no se dan cosas espectaculares, y es curioso que se trata con mujeres – en ausencia del varón- lo que marca la importancia del rol de la mujer que engendra y cuida la vida en el camino hacia un mundo nuevo.
Y entonces se nos invita hoy a asumir nuestro llamado divino, nuestro llamado a ser cada vez más cristianas. El Magníficat es el himno nacional de la nueva humanidad. Entonces todos podemos cantar nuestra próxima Asunción en medio del combate del desierto entre el dragón del mal y de la muerte así misma de dar a luz a Cristo en medionuestro
Felices del paso dado por Andréia en la Asunción le decimos con cariño:
Querida Andreia: el día 14 fue el día tu profesión perpetua: Que María esté presente en tu camino de fe, que descubras en ella la capacidad de amor de la mujer, que te dejes invadir progresivamente por la Vida Trinitaria hasta el momento en el que la gloria del Señor estalle en tu debilidad, en el misterio de la Asunción.
HERMANA LUCÍ DEL CARLO
PUERTO IGUAZÚ – ARGENTINA