Queridas hermanas y Asunción juntos,
Desde Argentina, queremos compartirles el momento que estamos viviendo como Iglesia Particular, Pascua Riojana, alegría y gozo para Latinoamérica y una gracia para toda la Iglesia.
El 8 de junio del año 2018, el Papa Francisco reconoció canónicamente el martirio de hermanos nuestros que nos precedieron con el testimonio de su fe.
El próximo 27 de abril 2019 celebraremos su Beatificación.
Por primera vez en el país en una misma ceremonia se beatificará a uno bispo, dos sacerdotes y un laico, ejemplificando el caminar conjunto de la Iglesia con sus distintos miembros. Será presidida por el cardenal, Giovanni Angelo Becciu, prefecto de la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos. … memoria agradecida de la siembra de nuestros testigos…
Enrique Angelelli, (+04/08/1976 – 53 años) “…quien fue obispo de La Rioja entre 1968 y 1976, sabía que su muerte era inminente y estaba dispuesto a dar la vida. En una de sus últimas cartas informaba al Nuncio Apostólico: “Estamos permanentemente abstaculizados para cumplir con la misión de la iglesia. Personalmente, los sacerdotes y las religiosas somos humillados, requisados y allanados por la policía con orden del ejército. Ya no es fácil hacer una reunión con los catequistas, con los sacerdotes o con las religiosas. Las celebraciones patronales son impedidas y obstaculizadas. Nuevamente he sido amenazado”.”
TESTIMONIO DE RAMONA DE ALIVES
Es el testimonio de Ramona Alives del barrio Cementerio de la parroquia de Fátima de la ciudad de La Rioja…una de las primeras mujeres comprometidas de aquella epoca.
HAY QUE SEGUÍ ANDANDO NOMÁS
Vivió intensamente la amistad y estrechó lazos de unión y de afecto con la gente de manera bastante inusual en su ambiente. Siempre manifestó con gestos y palabras su amor por la Iglesia; un amor serio, crítico y absolutamente fiel al Evangelio. Creyó en la Iglesia como comunidad y favoreció el encuentro fraternal entre sus miembros.
Tuvo una enorme comprensión por los más humildes, y fue capaz de elevar la voz en la denuncia frente a las opresiones desde sus homilías, cartas pastorales y la radio. Desde la experiencia de su tierra y de su pueblo, constantemente se esforzó por romper las estructuras de injusticia para que la tierra, el trabajo, el pan y el agua fueran para todos. ”De tan hombre que era, es puro mensaje” Su capacidad de reír, su capacidad de llorar, de sentir con el otro y por el otro. Su capacidad de perdonar.
Gabriel Longueville, (+18/07/1976-45años) sacerdote, francés de origen, hombre de paz, sensible y artista con perfil bajo, muy cercano y querido por la gente por la que no dudó en dar la vida. Encontró el martirio por ser fiel e Carlos Murias con quien compartía la atención de la Parroquia de Chamical. Al que buscaban era a Carlos que tenía un temperamento más incisivo. Gabriel decidió no dejarlo solo cuando vinieron las Fuerzas Armadas a buscarlo.
Carlos de Dios Murias, (+18/07/1976-31años) fraile franciscano conventual, defensor de los derechos de los obreros campesinos riojanos. Decía “Es mejor morir joven habiendo hecho algo por Cristo y el evangelio que morir viejo sin haber hecho nada”. Encontró en la Diócesis de La Rioja un espacio donde los ideales eclesiales del Concilio Vaticano II se estaban viviendo. Con libertad de espíritu, su bondad y su sentido de justicia marcaron su carácter.
Wenceslao Pedernera, (+25/07/1976-39años) primer padre de familia beatificado en Argentina, “lo único que le interesaba era Cristo y la Iglesia”. Como matrimonio comprometido con la evangelización rural, se mudaron a Sañogasta (La Rioja) y comenzaron a colaborar activamente con la iglesia diocesana, en una cooperativa de trabajo. Allí se reunían a leer y comentar el evangelio. “Por eso nos tomaron por comunistas y extremistas, porque no habían visto nunca que se hiciera eso”.
Bodas de Oro
A continuación, el día 30 de abril, recordaremos el día de nuestra fundación como Religiosas de la Asunción, y este mismo día, celebraremos, aquí, en La Rioja (Argentina) 50 años de caminar con el pueblo riojano, invitadas a participar de la pastoral de Enrique Angelelli. Era ya “Dejar nuestra zona de confort para ir a las fronteras del mundo”
En 1965 terminó el Concilio Vat. ll y en el 1968 tuvo lugar Medellín, el “ Concilio “ para América Latina. Medellín marcó la Iglesia latino-americana, dejó una huella que le dio identidad: la opción por los pobres. Quisimos dar una respuesta y poner en práctica sus orientaciones.
Monseñor Angelelli nos atrajo por su personalidad decidida, su convicción, su lucidez y su respeto a los ritmos de los demás. Fue una experiencia de gozo, de algo nuevo, de seguridad en un guía que conducía con entusiasmo, con respeto, con esperanza. Que valoraba a la mujer y contaba con la Vida Religiosa femenina en su proyecto.
La Rioja era, por entonces, una provincia del interior, marginada y pobre, con una gran riqueza cultural y una historia de lucha y valentía encarnada en sus caudillos.
Después de una visita en la que Monseñor nos mostró la posibilidad de una inserción en los barrios, cerca de la gente, no lo dudamos.
Fue como un “arriesgarnos en las fronteras, al servicio de la vida”. Sabíamos que teníamos mucho que aprender. Monseñor nos decía: “escuchen mucho” antes de hablar…
Las hermanas se dividiram para atender los diferentes barrios. Se formaron agentes de pastoral, catequistas, se construyeron capillas…pero la fe no se vive solo en el culto. Se puso especial empeño en formar comunidades y en dar respuestas a las necesidades sociales a través de Cáritas (que intentaba ser promocional sin quedarse en un mero asistencialimo) y, de los centros vecinales. Se trabajó intensamente con la juventud, a través de grupos juveniles con una pastoral específica y alguna de las hermanas en escuelas.
El proyecto de Monseñor Angelelli era hacer tomar conciencia de ser “Pueblo de Dios”, de ser familia, de ser hermanos, de ser iguales, de participar. De que todos, todos teníamos algo que aportar, el pobre y la mujer también.
Todo era distinto: el obispo, la manera de vivir la iglesia, una vida religiosa intentando ser cercana al pueblo y de abrir las puertas a todos sin distinciones. Visitaba a las comunidades religiosas insertas durante la cena, a unas y otras sin distinción, y cenaba, si percibía que había suficiente y alcanzaba para todos.
Otra experiencia, aún más interesante y arriesgada, fue el traslado de otras dos hermanas a Aminga.
Los tiempos eran más difíciles, la oposición y el enfrentamiento de los poderosos (en este caso de los terratenientes) ante la pastoral de Angelelli era frontal, con toda clase de medios, incluso violentos. Las hermanas se habían ido a vivir en un rancho a la localidad de Aminga (pueblo de la costa) para apoyar y complementar a Carlos y Rafa, – laicos del Movimiento Rural, compañeros de Wenceslao – en el intento de promocionar el campesinado y formar una cooperativa.
Aquí empieza públicamente el calvario de Monseñor Angelelli, que culminaría con el martirio en el año 76. Eran los primeros signos del cimbronazo que padecería la Iglesia riojana con la desaparición del Pastor y Padre Mons. Angelelli. Acusamos el golpe. Fue un momento de desesperanza, de desorientación, pero había que seguir andando no más, era su herencia la que estaba en juego…
PASARON 20 AÑOS…
Creíamos y creemos en la V. R. itinerante, hay que ir mas allá … a las orillas – geográficas o no – a las que invitaba el obispo Angelelli y a las que hoy invita el Papa Francisco: la Iglesia en salida, hay que ir a las periferias..
Nos trasladamos a los barrios “20 de Mayo”, Virgen del Valle, dónde se formaron comunidades, que aún hoy siguen fecundas y fieles a los compromisos adquiridos. Tratamos de que en la Parroquia y en sus innumerables barrios se viviese la fe con la misma impronta que nos había dejado Mons. Angelelli “Con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio”
Pasaron otros 20 años… Hoy vivimos en S. José Obrero desde el 2013. Queremos permanecer en la misma huella.
Con cariño y fidelidad.
Las Hermanas de Argentina
Una respuesta
gracias!!!!