Descobrir la voluntad de Dios para mejor servir
La Iglesia propone la Cuaresma como el tiempo litúrgico de conversión, para prepararnos a la fiesta de la Pascua. Es tiempo para revisar, releer nuestra vida y cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Jesús y los hermanos. Este tiempo comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. Para los cristianos debería ser importante vivir la liturgia del domingo como momentos centrales de la cuaresma.
Pero ¿Qué significa cuaresma? Como ya sabes y se nos enseña a la catequesis, significa cuarenta días. El 40 es un número simbólico en la Biblia y está asociado a hechos importas del pueblo de Dios, como: los 40 días de diluvio, cuarenta años de marcha de los judíos por el desierto, los 40 días de Jesús en el desierto antes de empezar su misión, etc. Este domingo, es el primer domingo de cuaresma y la Iglesia nos invita a vivirlo como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas.
La primera lectura (Génesis 2,7-9;3,1-7), es un compilado, construido tomando varios versículos del mismo libro. Debemos recordar que es una narración mítica y que debe ser leído y escuchado a la luz de la Fe. En el texto, la humanidad se nos presenta como comunidad, en las figuras de Adam y Eva, creados a imagen y semejanza de Dios. Somos en la medida que vivimos con otros. Dios pensó al hombre acompañado, dentro de una comunidad de personas, pero, también en comunión con la naturaleza. El creador entrega la naturaleza como don, con la responsabilidad “administrar” la misma para desarrollar la humanidad futura y cuidar de todo. En el contexto de la cuaresma podríamos preguntarnos ¿Cómo estoy administrando este don entregado por Dios?, ¿lo estoy cuidando?, ¿estoy aportando al desarrollo de la humanidad?, ¿Cómo está mi relación con la comunidad?, ¿participo activamente de la comunidad?, ¿Qué impide que participe de la comunidad? Hemos de tener siempre presente que somos imagen y semejanza de Dios, como tal debemos de actuar según esa imagen, reflejando el inmenso amor de Dios.
‘La lectura además de hablarnos de Adam y Eva, nos menciona la serpiente, personaje que intenta torcer los designios de Dios y perder a la humanidad, falseando la verdad, introduce la sospecha, la desconfianza en los planes divinos y finalmente pone a Dios como enemigo del hombre diciendo “No, no morirán; es que Dios sabe muy bien que cuando coman de él, se abriránsus ojos, y serán como Dios en el conocimiento del bien y el mal”.¿Qué situaciones o acciones nos alejan de Dios?, ¿existen momentos donde creemos que somos superiores a Dios?, ¿realmente discernimos entre el bien y mal?
En la segunda lectura (Romanos 5, 12-19) nos encontramos. Aquí Pablo, al parecer, compara a Adam y a Cristo, con fin de destacar la importancia de uno frente al otro. En este caso, él quiere expresar que la gracia y el don otorgado por Jesucristo es mayor que a la de Adam con el pecado original. También explica que, así como la falta de uno, Adam, también el acto de justicia, de gracia de Jesucristo, es suficiente para la justificación de todos. Es importante decir que Pablo hace esta comparación entendiendo que toda la humanidad deriva de Adam y de Eva. Lo importante del escrito es la confirmación que la Gracia de Dios es para toda la humanidad. Por otro lado, nuestra existencia, nos orienta a una situación de pecado, ¿esto significa que debemos caer en la desesperanza?, ¿perder la fe en la humanidad? O en la ¿desconfianza entre hermanos?, NO. En el texto del apóstol encontramos la promesa firme de la gracia, garantizada por la entrega misma de la vida de Jesús.
El Evangelio de este I° Domingo de Cuaresma (Mateo 4,1-11) nos presenta el episodio de las tentaciones que sostuvo Jesús en el desierto: primero fue el rechazo de convertir las piedras en pan. Segundo rehusó poner a Dios a prueba inútilmente y tercero no acepto los reinos que le pone a sus pies. Jesús hace lo que no fue hecho en el paraíso, mantenerse fiel, era lo único podía mantenerlo unido a Dios y a todos los hombres. La fidelidad al Padre es lo que lo hace más humano y más cercano. Esta fidelidad es una constante en la vida de Jesús, incluso en el momento de su muerte, es fiel al proyecto del Padre. Jesús logra mantearse fiel, porque también es dócil al movimiento del Espíritu, “fue llevado al desierto por el Espíritu”.
El relato de las tentaciones es recogido en los evangelios y puesto en tiempo litúrgico para alertar a sus seguidores, si bien el Espíritu vive en la iglesia no estamos exentos de caer en múltiples tentaciones desvirtuando nuestra identidad de discípulos. En este tiempo y ha ejemplo de Jesús podríamos pensar y preguntarnos ¿pienso en mi propio interés o escucho la voluntad de Dios?, ¿busco mi propia gloria o manifestar compasión por los que sufren?, ¿podemos identificar las tentaciones?, ¿Cómo podemos afrontarlas? Una iglesia que se cuestiona y se revisa a sí misma es una iglesia que está en el camino de la fidelidad.
Vivimos en una realidad en la que usamos la Palabra de Dios y su nombre para adherirnos precisamente a las propuestas del tentador: seremos poderosos, tendremos dominio sobre los demás y acumularemos riquezas mientras muchos mueren. Nuestro país es muy rico y es inconcebible que nuestros hermanos y hermanas mueran de hambre.
En Brasil, vivimos la Campaña de la Fraternidad, durante la Cuaresma. La Campaña de este año nos recuerda el mandato de Jesús que nos enseña el milagro de compartir: “Dadles vosotros de comer” (Mt 14,16) Vivimos en una realidad en la que usamos la Palabra de Dios y su nombre para adherirnos precisamente a las propuestas del tentador: seremos poderosos, tendremos dominio sobre los demás y acumularemos riquezas mientras muchos mueren. Brasil es un país muy rico y no es comprensible que nuestros hermanos y hermanas se estén muriendo de hambre. En el milagro de compartir, Dios interviene y nos invita a vivir como hijos y hermanos.