Y ya es 2023… Un poema de Mário Quintana nos ayuda a entrar en el estado de ánimo de estos días. Es la siguiente:
“Alto en el duodécimo piso del Año
Allí vive una loca llamada Esperança.
Y ella piensa que cuando todas las sirenas,
todos los cuernos,
Tocan todos los reco-recos,
Ve a tirarte
Y
– ¡Oh delicioso vuelo! –
Se la encontrará maravillosamente ilesa en la acera,
De nuevo niño…
Y a su alrededor la gente preguntará:
– ¿Cómo te llamas, niña de ojos verdes?
Y ella les dirá:
(¡Tienes que decírselo todo de nuevo!)
– ¡Mi nombre es ES-PE-RAN-ÇA!”
Todos y cada uno de nosotros llevamos dentro de nosotros a esta “loca del duodécimo piso del año”… Y cada uno de nosotros, en cada noche del 31 de diciembre al 1 de enero, escuchamos a la “niña de ojos verdes oscuros”, susurrando de nuevo su nombre: ¡ESPERANZA!…
No es solo en esta noche, que solo ocurre una vez al año, que tenemos la experiencia de volver a empezar… ¿Quién no conoce la canción “Começar de novo”?… El mes pasado, los penales en Qatar hicieron que Brasil comenzara de nuevo esperando la sexta estrellita…
¿Y quién de nosotros no ha hecho nuestros propósitos de Año Nuevo?… “Voy a bajar cinco kilos”… “Voy a tener más paciencia con mi vecino”… “Voy a dedicarme más a mis estudios”… “Voy a volver a los propósitos del año pasado que no pude cumplir”… Etc., etc., etc…
Sí, empezar de nuevo es sabiduría de vida, un deportista entrena todos los días durante mucho tiempo antes de poder ganar una competición. Un científico hace innumerables experimentos antes de poder probar una nueva teoría. No rendirse es señal de trabajo duro, tenacidad, voluntad…
Miremos a nuestro alrededor. La vida es una sucesión de nuevos comienzos: el sol sale cada día, iniciando su ciclo de día y noche… Y nosotros, junto con él, volvemos a empezar cada día al despertar. Hay personas cuyas vidas siguen un patrón regular, donde cada día se parece al siguiente. Hay otros, sin embargo, en los que cada día parece tener una originalidad que no se encuentra en ningún otro… Sin embargo, para todos nosotros, cada día, sea ordinario o extraordinario, es un nuevo comienzo.
La “niña de ojos verdes” que vive “en lo alto del piso doce del Año”, pero que también vive dentro de nosotros, es la que continuamente nos da el coraje necesario para empezar de nuevo. Si somos personas de esperanza, sabemos que la vida vale la pena cuando sabemos empezar de nuevo. Se necesitan de “garras” para hacerlo…
Santa María Eugenia habló muchas veces sobre este mismo tema… Dirigiéndose a las Hermanas, dijo: “Cuanto más avanzamos en la vida, más debemos esforzarnos por renovarnos”. Renovar implica saber empezar de nuevo, de una forma nueva. En todos los campos de nuestra actividad, necesitamos renovarnos continuamente.
El deseo de “cambiar”, de “innovar” o de “renovar” está siempre dentro de nosotros, aun cuando no reflexionemos sobre todo lo que ese deseo implica. A veces estamos simplemente afuera, cambiando las cosas visualmente. Cambiamos, por ejemplo, la posición de los muebles en el salón, para “dar un nuevo aire” al ambiente… O incluso, cambiamos el corte de pelo, para “tener un nuevo look”… En el ámbito profesional, también sentimos la necesidad de renovarnos. … Un profesor no puede estar repitiendo la misma clase, con el mismo método y los mismos ejemplos año tras año… En muchas profesiones, los avances tecnológicos nos empujan a adoptar nuevas formas de trabajar…
Pero lo más difícil, y lo más complicado -pero también lo más necesario- es la renovación de nosotros mismos, nuestra renovación interior. Acudamos una vez más a la sabiduría de Santa María Eugenia. En el mes de enero de 1872, dijo a las Hermanas: “Todo es alegría en estas fiestas: en todas partes el año comienza con alegría, es una renovación de las cosas humanas. También es necesaria una renovación de las cosas divinas”.
Pero, ¿qué quería decir con estas palabras: “una renovación de las cosas divinas”?… En otro discurso, afirma: “Uno de los primeros fundamentos de la vida cristiana es conocerse a sí mismo y conocer a Dios”. Quizás aquí esté la clave para entender qué es la “renovación de las cosas divinas” de la que habla. La búsqueda de conocer más a Dios nos llevará a una renovación y fortalecimiento de nuestra fe. En consecuencia, experimentaremos una renovación y un fortalecimiento de nuestra relación con Dios, que será, en la vida de cada uno de nosotros, una “renovación de las cosas divinas”. Por otro lado, la búsqueda del autoconocimiento nos llevará a identificar nuestras cualidades -a invertir en ellas y potenciarlas-, así como a identificar nuestros defectos -para intentar arrancar esa “mala hierba” que llevamos con nosotros.
Pero ojo… Muy sabiamente, dice Santa María Eugenia, todavía en aquel mes de enero de 1872: “A principios de este año, debemos tomar la resolución enérgica de combatir uno de nuestros defectos”. Fíjate que dice: “uno de nuestros defectos”… No pretendamos declararles la guerra a todos a la vez: no podremos con ello, nos desanimaremos a mitad de camino y seguiremos en la misma situación, sin la ansiada renovación…. La lucha ha de ser contra uno de ellos hasta que sea derrotado o, al menos, debilitado. Si, día tras día, retomamos la lucha contra ese defecto del que queremos deshacernos, al cabo de un tiempo se habrán hecho algunos progresos. Empezar de nuevo es un arte…
Entonces, ¿qué tal si tomamos estos consejos de Santa María Eugenia para nuestras resoluciones de 2023? Veamos:
– Para conocer más a Dios: Acostumbrarnos a leer diariamente un pequeño pasaje del Evangelio para dejarnos penetrar más profundamente por las palabras, acciones y actitudes de Jesús.
– Para conocernos mejor: Al final de cada día, tómese 5 minutos para repasar el día en su memoria y en su corazón, identificando qué cualidades y qué defectos se experimentaron. Agradece a Dios por las cualidades y pide perdón por los defectos.
En este mes de enero nos espera todo un año… Un nuevo año en el que volveremos a empezar a hacer muchas cosas que ya hemos hecho, pero que queremos hacer mejor… Un año en el que Queremos crecer como personas, sin importar la edad que tengamos. Un año en el que queremos hacer más y mejor lo que es nuestra misión en esta Tierra. No nos alejemos de la desafiante tarea de empezar de nuevo…
Y que la “niña de ojos verdes”, cuyo nombre es ESPERANZA, haga su hogar en nuestros corazones.
Hermana Regina Maria Cavalcanti