JESÚS, PORTADOR DE VIDA
JESÚS, LIBERADOR DEL SUFRIMIENTO Y DE LA MUERTE!
Palabras claves: vida, esperanza, fe, curación, mujer
En este domingo las lecturas nos invitan a pensar en la vida, la esperanzan y la fe.
Dios ama la vida, él es creador y todas la cosas subsisten por él.
La primera lectura (Sab 1, 13-15; 2, 23-24), quiere dejar claro que la muerte no tiene dominio sobre la creación. Su deseo más profundo es la salvación de todos, tanto así, que nos creó a imagen de su propia naturaleza. Dios mira con amor nuestras fragilidades y miserias, conoce nuestro corazón. Por eso al final del camino, cuando la muerte nos alcance, vayamos con la certeza de que Jesús ya la venció.
El Salmo 29 (30) (2.4.5-6.11.12a.13b), es una alabanza vigorosa de quien ha tenido la experiencia de ser liberado, levantado y sanado por el Señor, y restableciéndolo a la vida.
La segunda lectura (2 Cor 8, 7.9.13-15), Pablo incentiva las comunidades más acomodadas, con mayores recursos, como la de Corinto, hacer una colecta solidaria para ayudar a la comunidad de Jerusalén, que estaba pasando necesidades. Corintios es una comunidad que se distingue por su fe, ciencia y en el cariño que le tienen a Pablo. Ahora es el momento de distinguirse en su generosidad y que la misma debía ser a ejemplo de Jesús que siendo rico, se hizo pobre. La vida también se cuida en comunidad, es un trabajo de todos.
El evangelio es de Marcos (5, 21-43). Las mujeres durante la menstruación, según la ley judía, son impuras y todo lo que tocan lo vuelven también impuro. Cuanto más una mujer, que por doce años sufrió flujo constante de sangre, fue expulsada de la sociedad, no puede casarse, ni vivir con sus parientes. Está condenada a la soledad.
Esta mujer está marcada por una enfermedad, busca la cura en numerosos médicos y ha sufrido mucho. Como había oído hablar de Jesús, entre la multitud se acercó por detrás, con miedo, con vergüenza, tratando de pasar desapercibida. Pensó “solo con tocar su manto quedare curada” inmediatamente la hemorragia cesó y su cuerpo quedó curado. Jesús se da cuenta que una fuerza había salido de él. Busca entra la multitud para saber quién lo había tocado; la mujer, asustada y temblando se arroja a sus pies y confiesa lo que sucedió. El milagro de Jesús está en dejarse tocar, ofreciendo un contacto, pequeño y delicado, solo eso le bastaba a ella. Jesús le dice vete en paz, y quedas curada de tu enfermedad, restableciéndola a la sociedad.
El evangelio también muestra una mujer que está en los inicios de la vida; una niña de doce años, que al descubrir que su cuerpo se enciende con el primer flujo de sangre, decide apagarse. No tiene ningún sentido despertar a una vida donde las mujeres sufrían por su propia condición. Nuevamente aparece Jesús, quien la llama a la vida, tomándola de la mano; otro contacto que purifica y da vida, colocándola en el centro de la escena. Ordenándole que se levante ande. La niña comenzó a caminar, en definitiva, Jesús le ordena que viva. Jesús ama la vida y la muerte no tiene dominio sobre la obra de Dios. Él está al inicio y al final de nuestros tiempos.
En medio de la multitud, Jesús está atento a todos. Nadie es anónimo a los ojos de Jesús. Está habitado por el amor de Dios por sus hijos. Jesús es capaz de prestar una atención extrema a la angustia de todo ser humano. No hace preguntas sobre la vida de quienes acuden a Él, ni sobre su situación. Simplemente da la bienvenida a lo que viene. Da atención como si cada uno fuera único en el mundo. Esta forma de actuar de Jesús continúa.
Cómo me acerco a Jesús. Puedo empezar con silencio para escucharlo mejor. Aproximar, ir al encuentro a través de la lectura y la reflexión de su Palabra, dar tiempo para la oración, organizar la comunidad para vivir la ayuda y el compartir, ayudar a las personas en dificultad a experimentar un Dios que quiere la vida y la felicidad de todos.
“Todas las circunstancias de nuestra vida son objeto de un pensamiento divino y este es un pensamiento de AMOR”. Santa María Eugenia
